Millones de chilenos votaron de forma obligatoria para decidir una nueva Constitución. Con el 99,4% de las mesas escrutadas y una histórica participación de 13 millones de personas, el “rechazo” obtuvo casi un 62% de votos por el 38% del “apruebo”.
La victoria del «rechazo» mantiene así abierto el cambio constitucional, que se había presentado como solución para resolver las tensiones del estallido social de 2019, pero queda por ver cómo seguirá ahora el proceso.
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Rechazo evangélico y provida
Algunos de los temas incluidos en la propuesta constitucional generaron tanta molestia entre los provida que se sumaron con los partídos políticos de derecha para generar una campaña nacional de desinformación y fake news para las y los chilenos
La Plataforma Evangélica Nacional (PLENA), integrada por distintas agrupaciones de pastores y líderes evangélicos a nivel nacional, hizo pública el pasado mes de julio, una contundente declaración que nadie pidió respecto a la propuesta de una nueva Constitución en Chile.En ella, expresaban que se sumaban como ciudadanos al deseo que una mayoría expresó de mejorar aspectos relevantes en Chile como:
- Pensiones,
- Salud,
- Educación,
- Seguridad,
- Descentralización,
- Justicia social,
- Mejor distribución de la riqueza,
- Equidad,
- Mayores oportunidades,
- La protección del medio ambiente, entre otros temas”
Misteriosos son los caminos del señor, tanto así que la iglesia católica en Chile es efectivamente una de las mayores empresas de beneficencia del país. Simultáneamente, es una de las mayores fuentes de abuso y discriminación dentro de la sociedad
El refrán que afirma que solo hay dos cosas seguras en la vida, la muerte y el pago de impuestos, no aplica a las iglesias chilenas.
Los librepensadores, los ateos, los centros de estudios, las organizaciones culturales y los clubes de rayuela, en cambio, deben vivir y competir por la conciencia y el tiempo de los ciudadanos pagando inevitablemente sus impuestos.
Para tener participación dentro de la política chilena y latinoamericana, ¿estará dispuesta la iglesia a someter a revisión su contabilidad como cualquier institución pública? O cuándo menos ¿Pueden empezar pagando impuestos para mejorar los aspectos que consideran relevantes para la nación?
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